Existe un dicho muy utilizado por las masas que dice: “la espera desespera”. Y cuán ciertas son esas palabras. Como individuos es muy difícil esperar, tomar algún tiempo para reflexionar, deseamos las cosas sucedan de hoy para ayer y que esas decisiones que tomemos sean las correctas. En ocasiones pensamos, ¿que sucedería si tomo esta decisión? y ¿si lo hablo?, ¿si lo expreso habrá algún efecto?, ¿si tardo demasiado y luego es tarde para tomar la decisión?, ¿qué tal si aún no estoy preparado? Miles de preguntas llegan a nuestra mente y en cierta medida no nos dejan vivir en paz. Es ahí, cuando entiendes que la realidad es que le tenemos terror y miedo a la idea de fracasar.

En una ocasión leí: “Al ponerle fecha a un sueño se convierte en meta, la meta dividida en pasos se convierte en un plan, y un plan apoyado por acciones se vuelve en realidad.”

El miedo en nuestras vidas imposibilita que podamos ver la gran viabilidad de que nuestros sueños se vuelvan realidad una vez tomemos la decisión de accionar y dejar de esperar. Incluso, tomando en consideración las estadísticas y probabilidades sólo existe un 50% de acertar y un 50% de fracasar. Pero, cómo sabremos la posibilidad si en ocasiones nos quedamos sentados, estancados esperando que las cosas sucedan por arte de magia. Sí, así mismo es… todos los tipos de espera tiene un efecto en nosotros. ¡Qué difícil se nos hace esperar!, y ¡Qué difícil es accionar, dejando atrás el que podrá pasar! Independientemente de cuál sea tu espera. ¡Arriésgate! La vida solo es una, vive el hoy, ya que el mañana nunca llegará. Si no dejas atrás el temor, quizás pierdas la oportunidad. No permitas que te persiga la pregunta: ¿y si en aquella ocasión hubiera accionado, cuál sería mi estado actual? Preguntas que en momentos sólo producen sentimientos de culpa y arrepentimiento. 

Como señaló…

• Gustave Flaubert, “Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera.” 
• Bernard Le Bovier de Fontenelle, “Es un gran obstáculo para la felicidad esperar demasiado”  

-Carpe Diem